En el siglo XIX, Marx pudo observar
directamente el desarrollo del capitalismo en Europa. En este sistema económico
Marx transforma a una minoría de la población en capitalistas, en propietarios
de fábricas y empresas productivas.
El objetivo de un capitalista es la obtención
de beneficios económicos, lo que se consigue vendiendo los productos a un precio
mayor que el coste de producción. El capitalismo transforma a la mayoría de la población
en trabajadores industriales, a los que Marx llamó proletarios, personas que
venden su fuerza trabajo a los capitalistas, trabajando para ellos en sus fábricas.
Los proletarios venden su fuerza de trabajo a cambio de un salario.
Existe un conflicto entre capitalistas
y trabajadores. Lo que quieren es que sus salarios sean lo más altos posibles. Ya
que esto garantiza una mejor forma de vida.
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