Hace alrededor de unos cinco mil años
se produjo en Oriente Medio una nueva revolución tecnológica que transforma la
historia de la humanidad. Se trata nada más del descubrimiento de la
agricultura a gran escala, facilitada por la invención del arado y el empleo de
animales de tiro.
La importancia de este avance tecnológico,
junto con la inversión de la rueda, de los sistemas de irrigación, la escritura
y la numeración.
El uso del arado permitió el cultivo
de extensiones de tierra mucho más grandes que lo que permitía la azada u otras
herramientas semejantes. Con el arado, además, se podía remover y airear la tierra
mucho mejor que con la azada, con lo que, además de aumentar el rendimiento del
suelo, se consiguió prolongar la fertilidad del suelo.
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